viernes, 4 de junio de 2010

Introducción a la Teoría de la Historia de la Revolución Bolivariana. Eloy Reverón

(Foto Eloy Reverón)
Desde que el ser humano domó el caballo y templó el acero para fines militares, la historia recuerda caudillos excepcionales. Alejandro Magno, Gengis Kan, Atila, Julio Cesar, Aníbal, Darío, Napoleón Bonaparte. El primero que cabalga un continente para expulsar a los tiranos, convertir a los súbditos en ciudadanos y dejar en paz y en libertad a los territorios conquistados fue Simón Bolívar.
Jorge Washington dirigió una guerra para romper los vínculos con una metrópoli a quien le resultaba más lucrativo tenerlos como amigos que como colonias. Estados Unidos obtuvo su libertad para someter a todos sus vecinos y despojarlos de los mejores suelos, hicieron la conquista después de alcanzar la independencia.
La diferencia esencial entre Bolívar y Washington es que este último rompió las cadenas del nexo colonial limitada a los blancos propietarios. Bolívar rompió los nexos coloniales de un continente para dejarles la libertad, a los blancos, negros, indios, pobres y ricos. Su único y preciado bien ambicionado y alcanzado fue la gloria de saberse Libertador de una gran nación continental que las fuerzas neocoloniales dividieron en seis indefensos estados o republiquitas.
El segundo aspecto novedoso de Simón Bolívar para la historia mundial consiste en que ese primer caudillo de la historia que conquista para liberar y no para someter no consideró suficiente su responsabilidad, sino que trascendió al plano de la diplomacia y la política a fin de garantizar la consolidación y perpetuidad de su obra. La razón es que detrás de esta acción revolucionaria, reposa un ideal filosófico distinto al que conoció la modernidad, hasta la llegada de Marx: detrás de este caudillo hay un pensamiento filosófico que la visión eurocéntrica de la historia no ha mostrado especial capacidad para entender. No así los filósofos latinoamericanos que partiendo de esta realidad histórica, construyeron una filosofía de la Liberación.
El discurso político de Simón Bolívar es original desde el punto de vista de la teoría y la praxis revolucionaria. Desde Heráclito de Efeso (535 484 aC.) hasta Hegel (1770 1831), la filosofía se había mantenido como un discurso de los amos. La acción revolucionaria libertadora bolivariana inspira al filósofo mexicano Leopoldo Zea (1912 2004) a iniciar una corriente de filosofía liberadora a nivel continental.
La filosofía como liberación y resistencia al coloniaje mental, elaborada desde la periferia, desde el oprimido, el excluido, del pobre en sus chozas, del esclavo, del indio, la mujer, y demás condenados de la Tierra, es un hecho filosófico oriundo de Nuestra América.
Cuando la filosofía indoamericana identifica al pensamiento liberador como filosófico, señala al Libertador Simón Bolívar como práctica revolucionaria para construir teoría y filosofía de la liberación. De igual manera, cuando la historia habla desde más allá del centro del poder, lo hace desde la periferia. Pero nunca había tenido la posibilidad de hablar desde ese lugar.
La periferia es el espacio de los excluidos, los pobres; aquellos que no tienen voz ni lugar para expresarse. Bolívar habló de libertad cuando desde el centro se hablaba de obediencia y sumisión. La libertad no estaba concebida para la periferia. De igual manera una filosofía que hable de libertad desde el centro, ha sido siempre entendida como una libertad para el centro, no para la periferia. Ejemplo histórico el liberalismo y el neoliberalismo.
La historia de la Revolución Bolivariana es una historia pensada desde la periferia porque es la historia de todo aquel que se resiste a las fuerzas de dominio ejercidas desde el centro. Bolívar no fue el primero que se resistió a las fuerzas de dominio colonial, pero si fue el primero que obtuvo resultados concretos de su rebeldía y que condujo la fuerza libertaria que rompió las cadenas del dominio político anulando las fuerzas del dominio militar que lo sustentaban. Por eso su tiempo histórico corresponde a los últimos cinco siglos, y la inspiración que suscita su sentido histórico no se limita a su tierra nativa sino que inspira a todos los pobres de La Tierra.
Muchos podrán alegar que antes que Bolívar, estuvieron sus maestros, aquellos quienes influyeron en su pensamiento como Simón Rodríguez y Francisco de Miranda. Rodríguez fue un hombre de pensamiento cuya práctica revolucionaria llegó hasta educar para formar republicanos, sus ideas son lectura esencial para la construcción de una teoría revolucionaria de la Historia Bolivariana. Rodríguez concibió a la filosofía y a la educación como instrumentos para construir la libertad, para romper las cadenas ideológicas que impedían la independencia integral de Nuestra América, los burócratas de su tiempo no lo comprendieron.
El pensamiento de Bolívar fue teoría y práctica revolucionaria. Podrán alegar que Miranda también pensó como revolucionario y actuó como revolucionario. Que Miranda diseñó el modelo arquitectónico de la nación indoamericana, que más allá de pensar y conspirar, inició la guerra por la independencia mediante la organización de un ejército con bandera y proclama. Algo insólito: su ideal revolucionario chocó contra la realidad de un pueblo que no entendió que tenía la posibilidad de ser libre. A Bolívar le sucedió lo propio, pero mucho después que tuvo éxito en sus campañas militares. Al darse cuenta de ello se expresó con su célebre frase, he arado en el mar. O que a San Martín le sucedió lo mismo y que fue más pragmático al conformarse con una hazaña militar semejante a la de Bolívar. No olvidemos que San Martín nació el mismo año que Francisco de Miranda. Le había llegado la hora de retirarse después de sus hazañas militares.
Un tercer aspecto original del pensamiento de Simón Bolívar, y es lo que esencialmente lo hizo distinto a los caudillos que le precedieron y que ha carecido de difusión, consiste en que ese ideal de solidaridad de conquistar pueblos para liberarlos de sus opresores, está enraizado en lo esencial del pensamiento tridimensional de la Indianidad. Eso explica la insistencia de Simón Rodríguez al expresar que más atención merecía un INDIO que OVIDIO. Y que de igual manera Miranda pensara en el Inkario al establecer la idea de un gobierno continental, así como la inclusión del indio y del negro en el gobierno que definió en la Proclama de Coro en 1806, redactada e impresa tres años antes.
La oligarquía conservadora escribió las glorias de la Historia Patria y exaltó la imagen de la acción bolivariana como un sacrificio sacrosanto, por elevados principios de una libertad para ellos, como clase dominante, que consideraba que esa libertad era para ellos comerciar con quien les viniera en gana, y libertad para continuar viviendo de la mano de obra esclava. Celebraron la inconclusa obra de Bolívar presentándola como conclusa. Petrificaron su imagen en estatuas y le rindieron un culto pagano imitando a la Magna Grecia, pero de sus ideas y su proyecto, de eso ni hablar.
Reescribir la historia resultaría inútil si continuáramos utilizando los mismos patrones concebidos por la visión hegemónica establecida por la modernidad y la postmodernidad. Reescribir la historia también puede sonar como un pleonasmo porque cada generación deja testimonio de la misma historia desde la perspectiva de su presente y en la forma como interpreta su pasado, ya que de por sí reescribe su interpretación de la misma historia.
La Teoría de la Historia de la Revolución Bolivariana es un solo tiempo histórico que sale como una flecha desde el arco de Guaicaipuro pasando por encima del “descubrimiento” la “conquista”, la “independencia” y de la “oligarquía conservadora” para clavar la punta en el centro de la diana de la Independencia Integral. Eso significa que todo lo que sucede en este continente no puede escapar de esa fuerza de dominación que gravita sobre mente, la producción y todo lo que vive socialmente en el espacio-tiempo histórico y en el espacio-tiempo del presente, por lo menos hasta que de la fuerza de dominio nos encontremos completamente liberados.
La historia de la Revolución Bolivariana es la historia de la resistencia a las fuerzas del dominio colonial, está concebida desde la periferia, desde los primeros que se opusieron: la Indianidad. Así nos vemos frente a una relación de dominio donde existe un solo tiempo histórico: El de la resistencia a la dominación. Desde los hijos de las hermanas de la indianidad y de sus hijas con el simiente del conquistador, el de los esclavos, y la los hijos de las esclavas con el amo, con los pobres y las víctimas de la erótica y la pedagógica de la dominación.
Lo más importante es que este pensamiento acción de Simón Rodríguez( 1771 1854), Francisco de Miranda (1750 1816), Simón Bolívar (1783 1830) y Francisco Bilbao (1823 1865), cuyas ideas de alguna manera, fueron reactivadas por la convocatoria de los estudiantes argentinos de la universidad de Córdova (1918) que con sana arrogancia convocaron a los hombres libres de América que habrían de responder de manera paulatina y no tan silenciosa hacia el delineamiento de la emancipación intelectual de Nuestra América, un espacio común latinoamericano hacia un siglo XX donde luego, personajes como los peruanos José Carlos Mariátegui (1894 1930), Víctor Raúl Halla de la Torre (1895 1979), Salazar Bondy (1925 1974), Gustavo Gutiérrez Merino (1928); el mexicano Leopoldo Zea (1912 2004), el argentino-mexicano Enrrique Dussel (1934), los Brasileños Leonardo Boff (1938), Helder Cámara(1909 1999), Gilberto Freyre (1900 1987), Darcy Ribeiro (1922 1997), Paulo Freire (1921 1997), Theotonio Dos Santos (1936); el martinense (Franz Fannon (1925 1961); el colombiano Camilo Torres Restrepo (1929 1966); y los venezolanos Ludovico Silva (1937 1988), José Manuel Briceño Guerrero (1926). Advierto que la lista de filósofos y pensadores latinoamericanos y del Caribe sobrepasa el centenar, aunque todavía existen intelectuales del Centro que se preguntan si existe filosofía en (la periferia) Nuestra América.
Simón Bolívar inauguró una acción revolucionaria de la cual se desprendió un pensamiento y una filosofía de liberación. Después de lograr la independencia política continental mediante el hábil y oportuno uso de las armas, no pudo impulsar la continuidad política y diplomática requerida para alcanzar la ruptura de los cuatros vectores de la fuerza de dominio colonial porque finalmente se impuso la voluntad política de la Oligarquía Conservadora en alianza con los poderes económicos y políticos de la potencias emergentes.
Esa misma oligarquía escribió la Historia Patria, apropiándose de la figura de su principal enemigo en vida, pero después de muerto lo convierten en el símbolo de unidad nacional exaltando la figura del héroe con el estilo neoclásico peculiar de la época, encubriendo al Libertador de la nación continental que estratégicamente podría emerger con dignidad en el concierto de las potencias emergentes del siglo XIX. Pero la Oligarquía lo encubrió tras la figura de libertador de seis naciones que ella convirtió en republiquitas al servicio de los nuevos dueños.
En este ciclo nos proponemos exponer la historicidad de la resistencia de todos los que se resisten al coloniaje y se confrontan a una modernidad como concepto hegemónico para comprender la concepción de Francisco de Miranda, Simón Rodríguez y Simón Bolívar y Francisco Bilbao, y sobre todo, su proyección en el pensamiento filosófico liberador del siglo XX en Nuestra América. Para finalmente revisar el mito y la realidad del socialismo utópico y frente al pensamiento revolucionario universal del siglo XX a fin de conformar la piedra angular de este modelo que construimos cuyo perfil más concreto se ha resumido en la expresión clásica: la mayor suma de felicidad posible mediante un socialismo nuevo, el del siglo XXI.

Caracas 4 junio de 2002 erivem@gmail.com

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