viernes, 24 de abril de 2009
¿Independencia? por Eloy Reverón
Para hablar de independencia es preciso puntualizar de qué tipo de dependencia nos libramos. Lamentablemente, quienes escribieron nuestras primeras versiones historiográficas obedecieron a intereses de clase muy bien definidos. Aún hoy banalizan el término agregando que todos dependemos de todos. El tema es más complejo que eso. Se trata de emanciparse de un rígido sistema de dominación colonial compuesto por cuatro vectores que aplicaron su fuerza de dominio, donde la independencia política apenas fue uno de ellos.
Independencia fue el término que utilizó el discurso de la clase dominante para encubrir la rebelión popular.¿Porqué llamar Independencia a un proceso que concluye con la ruptura del vínculo político que nos unía al imperio español si nos quedamos en manos de nuestros acreedores? Roto el vector de dominio político impuesto por España, pero dejando intacto el sistema económico de explotación esclavista. De igual manera, el vector de dominio ideológico construido por la Iglesia católica permaneció intacto, los libertadores; y citemos como ejemplo al general Páez, se convirtió en terrateniente esclavista y se asoció con la oligarquía conservadora para conservar los fueros coloniales.
Prefiero hablar de emancipación política por la vía militar pero con armas compradas a crédito endeudando al país hasta un siglo después cuando Juan Vicente Gómez pagó la deuda externa.
Considerar a la llamada Conjura de los Mantuanos de 1808 como un episodio medular del proceso de ruptura política con el imperio español, aceptar que estaba vinculado a un levantamiento contra las autoridades coloniales o reconocerlo como un prematuro intento por zafar los vínculos de fidelidad al Rey es caer en simplezas interpretativas porque son resultado de la desvinculación de la historia de nuestra América de la llamada historia universal, haciendo caso omiso a los movimientos del balance de poder entre los intereses de las potencias imperiales que competían con España: simplemente, es una visión infantil de la historia.
No es suficiente hacer recuentos de eventos, muy importantes por cierto, pero en la dimensión inmediatista del año 1808. Porque no son los eventos, sino un proceso más complejo de un inmenso imperio que se ahogaba económicamente en sus gastos burocráticos, muy superiores al botín colonial.
Sin considerar los efectos de la distribución del botín originario y el impulso que le otorga a las potencias emergentes como Holanda, Francia e Inglaterra y el desarrollo embrionario del capitalismo, como clímax económico de la expansión geográfica de la cultura europea en América, no es posible una visión madura de nuestro proceso de emancipación.
La otra pregunta: ¿Cuál fue el ejemplo que Caracas dio? ¿A quienes o a qué clase social se refiere el Himno cuando habla de dar el ejemplo? ¿ El ejemplo de esos mantuanos que habían contribuido a reprimir la rebelión de Gual y España? ¿A defender los derechos del rey de España?
Desde un punto de vista de alguien que se precie de revolucionario es difícil aceptar el punto de vista de una clase social que quiso que todo cambiar todo para que no cambiara nada.
¿Cómo podemos saltar ese cerco historiográfico donde el pueblo no puede reconocerse a que hace referencia el Editorial del número especial de Memorias, abril de 2009.? ¿Repitiendo de memoria el discurso de la dominación? Sería mejor inventar que errar, pero lamentablemente erramos cuando no inventamos, y la mayoría repite no inventa.
¿Verdaderamente estamos conscientes de visualizar la memoria de un pueblo que es la historia y hacer una historia del pueblo? ¿Podemos emprender semejante empresa desde esos feudos intelectuales que llamamos universidades?
Mientras no desmontemos el discurso histórico de los oligarcas, seguiremos atados a la ideología que justifica la explotación, la violencia y exclusión.
Etiquetas:
Emancipación,
Historia Patria,
Revolución Bolivariana
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